sábado, 5 de noviembre de 2011

Reformas protestantes: Influencia en la monarquía hispánica.

Durante la Edad Media España, o la monarquía que daría lugar a España, era profundamente religiosa y en más de una ocasión los monarcas hispánicos se habían auto-proclamado como los paladines del cristianismo en contra del infiel (entiéndase musulmanes y judíos principalmente). Además en más de una ocasión histórica habían demostrado su poca transigencia religiosa, como por ejemplo Carlos V y su propósito de expandir la religión cristiana con su Universitas Christiana o la expulsión de los moriscos en 1609.

Con un pasado tan extremadamente ligado a la religión cristiana y al papado, yo me preguntaba cómo puede afectar unos movimientos contrarios a la Iglesia como institución en la monarquía hispánica, pero antes de abordar este tema aclararé brevemente lo que son las reformas protestantes.

Las reformas protestantes son un movimiento contrario a la Iglesia que surgió durante el siglo XVI en toda Europa, dentro de estas reformas se distinguen tres grupos: el calvinismo en Francia, el luteranismo en Alemania y el anglicanismo en Inglaterra. Las razones por las que se produjeron las reformas fueron: la corrupción del clero, la gran difusión de la Biblia gracias a la Imprenta que favoreció las distintas interpretaciones y las obras del Humanismo que promovieron el espíritu crítico y al someter a crítica la Iglesia cristiana surgieron voces discrepantes como la de Juan Calvino y Martin Lutero.

"Si no me convencen mediante testimonios de las Escrituras o por un razonamiento evidente (puesto que no creo al Papa ni a los concilios solos, porque consta que han errado frecuentemente y contradicho a sí mismos), quedo sujeto a los pasajes de las Escrituras aducidos por mí y mi conciencia está cautiva de la Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, puesto que no es prudente ni recto obrar contra la conciencia."
Lutero en Worms

En esta cita de Lutero podemos observar los criterios que le llevaron a criticar a la Iglesia como institución y a promover la reforma.

En el siglo XVI las consecuencias de estas reformas fueron brutales en Europa, la intolerancia religiosa aumentó de forma vertiginosa en todos los países por ejemplo tanto en España como en Inglaterra con Felipe II y María, los protestantes fueron perseguidos y condenados a muerte, misma suerte que correrían los católicos alemanes. En la Iglesia católica tampoco se quedaron quietos ante estas reformas protestantes e idearon una contrareforma en la que se incluía la reactivación del Tribunal de la Inquisición y publicaron una lista de libros prohibidos, entre los que se incluyeron títulos como El Lazarillo de Tormes, y se creó una organización religiosa con tintes militares es decir los jesuitas. Reafirmando la jerarquización de la Iglesia y la posición del Papa como jefe supremo.

Mientras en Suiza y Francia estallaban guerras civiles por los partidarios de la reforma y los católicos. En la monarquía española se veía como en los Países Bajos aumentaba la oposición a Felipe II por considerarse más protestantes que católicos estalló la guerra que finalmente daría como resultado la independencia de Holanda en 1648, aunque el hecho más relevante fue la guerra contra los ingleses con la famosa Armada Invencible que acabaron con la hegemonía hispánica en Europa.

Expuestos ya los hechos históricos se debe reconocer que la influencia de la religión fue determinante para que la supremacía territorial de la monarquía hispánica fuera de mal en peor. Recordando que en un mundo dónde cada vez se tiende más a la laicidad y la objetividad científica antes se daban grandes guerras por unas críticas a la forma de religión imperante. Y quizás ayudando a caer a lo que se ha llamado “El imperio español”.

1 comentario:

  1. Es muy discutible la idea de "la influencia de la religión fue determinante para que la supremacía territorial de la monarquía hispánica fuera de mal en peor". No termino de verlo ya que, si ir más lejos, la defensa del catolicismo fue una de las causas de la expansión territorial de la Monarquía. Que hoy tendamos a un mundo laico no significa que en aquella época se tendiese a ello, o que resultase un estado "inferior" de desarrollo, o algo así.
    Esta afirmación daría lugar para un amplio debate.

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