lunes, 7 de noviembre de 2011

Las minas de oro eran ricas, la codicia del hombre insaciable.

Atrás quedan definiciones como el “Descubrimiento de America” porque ignora la existencia de millones de seres humanos que ya habían descubierto un continente miles de años atrás. No podemos dejar de reconocer que la llegada europea produjo un avance notable de la humanidad, pero es un progreso que no pudo ocultar un gran sometimiento de la población.

No podemos olvidar unos viajes que tuvieron una finalidad meramente mercantil.Centenares de expediciones movidas por toneladas y toneladas de oro y plata.

Entonces un mundo desconocido deja de ser un misterio. Entonces es posible su conocimiento. Y es posible también diseñar un mercado internacional y experimentar un gran desarrollo económico en pocos años. Podemos mencionar el puerto sevillano que monopoliza un comercio muy amplio y que señala un gran despegue capitalista.

Pero pocos hablan sobre el impacto, miedo y desconcierto indígena ante invasores que se adueñan de tierras desconocidas por un afán de conquista.

Pocos comentan la casi extinción de la población nativa, el comercio de seres humanos o incluso la incorporación a un ritmo de trabajo al que no estaban acostumbrados.

A este le sumamos el motivo de la evangelización, donde los indios debían obediencia al Papa y a los reyes de España; es decir otra forma de sometimiento más por vía religiosa, en este caso.

Hoy en día observado todo desde nuestra perspectiva con nuestra mentalidad podría ser considerado genocidio pero está claro que a los conquistadores no les interesaba terminar con su mano de obra barata; esto no desestima abusos de todo tipo.

Aún hay preguntas lanzadas al aire:

¿Es posible llevar a cabo una conquista “pacífica?

¿Por qué se ultraja una estatua de Colón en Venezuela?

¿Es civilizar el sometimiento al trabajo forzoso en las minas?

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