jueves, 5 de enero de 2012

¡Viva la esperanza!


"Excelentísimo Señor:
Le escribo esta carta con amor"

Esto es lo que el lector ha leído desde 1972 hasta hoy en día al empezar a leer Carta al general Franco escrita por Fernando Arrabal que tan solo era un niño cuando llego el 36. Y esto es lo que leí yo al sacar un pequeño libro, de ni siquiera noventa páginas, de la estantería de una compañera, Andrea, al leer estas dos líneas comprendí que tendría que seguir leyendo, me intrigaba eso de "con amor". A lo largo de las Navidades he ido alargando lo de leer el libro hasta hace pocos días.
En sus pocas páginas Arrabal nos hace un recorrido por su adolescencia de post-guerra y de testimonios anónimos clamando porque se recuerden y que no caigan en el olvido puesto que eso será la peor de las derrotas. Pero también le habla con una voz clara y respetuosa a quién causó tanto dolor durante tanto tiempo:

"Creo que usted sufre infinitamente; sólo un ser que tanto sufre
puede imponer tanto dolor en torno suyo; el dolor preside,
no sólo su vida de hombre político y de militar, sino
incluso sus distracciones: usted pinta naufragios y su juego favorito
es matar conejos, palomas o atunes"

Para mi, una persona que conoce los hechos de la guerra civil y la dictadura de Franco que en ocasiones nos parece muy lejano y en otras todavía muy cercano, me sorprendió. Nunca me había parado a pensar si realmente Franco "sufrió infinitamente"
Yo sabía lo que sufrió España y su pueblo. Incluso mi familia a través de los relatos de mis abuelos.
Continuando con la lectura de esta carta nos encontramos que Arrabal condena al régimen franquista a ser un eslabón más en la intolerancia española implantada desde los Reyes Católicos y la Inquisición. Acusando a los historiadores de "arreglarlo todo con una etiqueta" al aseverar lo siguiente:

"Cuando alguien habla de estas verdades dolorosas
que tanto daño hacen a mi alma, sus órganos de
prensa proclaman que esto no es sino la leyenda negra"

¿Tiene razón Arrabal? ¿Somos intolerantes desde la expulsión de dos de tres religiones en España allá por el siglo XI? ¿O es de verdad como se ha dicho una leyenda negra?
En mi opinión, es una mezcla de ambos: hemos sido históricamente intolerantes, y nadie me lo puede negar, pero quizá todo se ha exagerado gracias a la mala prensa extranjera.
Otra cosa que me llamo la atención de esta carta es que Arrabal crítica la manipulación en la educación, cosa que yo había dado por supuesta pero nunca se me había ocurrido que fuese aplicada a la literatura y nos brinda con una cita textual de su libro de texto donde se califica a Voltaire de monstruo satánico. Con estos texto se formó una generación de estudiantes que no eran informados y la más mínima cosa que era contraria al régimen era condenada en cuatro letras.
Arrabal cuenta más episodios de su vida y de casos que ha conocido durante toda la carta como por ejemplo la historia de un hombre al que le condenan a la pena de muerte por haber asesinado al párroco del pueblo durante los años que duro la guerra cuando se lo iban a llevar aparecido el susodicho párroco y declaró que de no haber sido por ese hombre estaría muerto, el tribunal desconcertado le conmutó la pena de muerte por la cadena perpetua puesto que un hombre que tenía tanto poder en la zona republicana merecía estar en la cárcel.

Pero ya no son los episodios de guerra o post-guerra que nos cuenta Arrabal por lo que me ha impactado tanto esta carta, es por la esperanza con las que impregna sus palabras para reivindicar la vida y condenar la violencia ciega que bañó a España durante tanto tiempo.

En la edición que yo leí, al final, adjuntaba la carta que Fernando Arrabal publicó en Le Monde con motivo de la muerte de Franco. Y hace un llamamiento a la esperanza futura como ya hizo Miguel Hernández y otros muchos anónimos o no.

"Cuando Guernica fue arrasada por la aviación nazi
al servicio de Franco, el árbol de Guernica, rodeado
de cenizas, permaneció en pie, como la esperanza.
Franco ha muerto.
¡Viva la esperanza!"

1 comentario:

  1. La expulsión de "dos de las tres religiones" no se produce en el siglo XI sino entre 1492-1502. Cuidado porque es un error grave.

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